
Tener la posibilidad de juntarse con padres de niños con la misma enfermedad que tu hijo es una experiencia indescriptible, única, feliz. Los saludas y abrazas como si los conocieras de toda la vida, les querés hacer mil preguntas, y te das cuenta que compartís mucho más que un dignóstico. Seguir leyendo «El sabor del encuentro»
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