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Hace quince años en un pequeño espacio del Barrio de Belgrano en Buenos Aires, ví como chicos con parálisis cerebral, con muy poco movimiento físico, se comunicaban tan solo moviendo un dedo, a través de una computadora. Probablemente ni sus padres creían que esto iba a ser posible, pero la tecnología los ayudó a mejorar su calidad de vida.
Esto fue en AEDIN, un Centro de Rehabilitación que hoy ocupa una manzana en el mismo Barrio y que cuenta con grandes profesionales formados en temas de comunicación, entre otras áreas.

La tecnología ha sido y es un gran aliado de la discapacidad. En nuestro caso, y como muchos chicos, Tomy ama todo lo que tenga una pantalla. Allí vemos que Tomy vuelca su creatividad, se frustra, se enfrenta a desafíos, aprende, juega, comparte con amigos, y también agudiza su oído escuchando música y se expresa sacando fotos de lo que ve y de lo que tiene ganas.
Para los chicos que tienen problemas de lenguaje generalmente las fonoaudiólogas recomiendan sistemas de comunicación alternativos, pero esto va más allá de que pueda decirte con un aparato que tiene hambre, es abrirles un mundo nuevo.

Ojo! Hay que ocuparse e investigar qué aplicaciones pueden ser buenas para ellos y qué tipo de dispositivos son los adecuados.

Por ejemplo, Tomy desde hace años que lleva su computadora a la escuela y hemos preparado juntos varias presentaciones que después las comparte con sus compañeros.En este sentido, es importante que los docentes estén capacitados así como también las maestras integradoras en lo que son las nuevas tecnologías.

Una de las cosas que más me llamó la atención cuando asistimos al Congreso de Glut 1 en Orlando en julio, fue ver a la mayoría de los chicos con Glut 1 de Estados Unidos con algún dispositivo electrónico (I-POD, I-PHONE y todos los que empiezan con ¨I¨ y tienen una manzanita). Se me ocurrió preguntar a los flamantes neurólogos que había allí -los más importantes en tema Glut 1- cuál sería el límite de la tecnología y si había mejores aplicaciones o programas que otros. La respuesta fue un silencio. ¿Será que hice una pregunta muy tonta? Es que ellos no se lo cuestionaron. ¿El límite de uso? Como a cualquier chico. Y en cuanto a los programas, no obtuve ninguna recomendación.

Hoy, en el Diario La Nacion salió este artículo que me parece interesante y que puede sumar a esta reflexión.

http://www.lanacion.com.ar/1840707-cuando-la-tecnologia-ayuda-a-las-personas-con-discapacidad